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La calefacción de techo y suelo radiante y sus ventajas

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La calefacción mediante techo y suelo radiantes es una solución muy interesante para mantener una vivienda o edificio en condiciones óptimas de temperatura.

Se trata de un sistema muy eficiente de regulación de temperatura. Esto es porque funciona con agua a unos 45º C, en lugar de los 70º C que habitualmente necesitan los radiadores.

Estos sistemas, en combinación con una caldera eficiente, pueden suponer un ahorro energético considerable en la factura.

Qué es la calefacción de techo y suelo radiantes

A día de hoy, se trata del sistema de calefacción más eficiente que puede encontrarse en el mercado.

Como hemos puesto arriba, el método de calefacción con techo y suelo radiante funciona con agua a unos 45º C, una temperatura mucho más baja que los radiadores de agua tradicionales.

Esto implica que se necesita menos energía para calentar agua y, por tanto, supone un ahorro significativo en luz o gas.

Su funcionamiento es también diferente al habitual. En un radiador normal, se calienta el metal, que disipa mucho la temperatura, y esto hace que se incremente también el del aire que lo rodea.

En el caso de los techos y suelos radiantes, se emite calor de forma continuada desde arriba y abajo, de forma lenta, progresiva y extensiva.

Es decir, que un radiador (un pequeño punto que emite calor en nuestro salón) necesita mucha más energía (más calor) para calentar una estancia.

Qué ventajas tienen el techo y el suelo radiantes

Se trata de un sistema más o menos novedoso, con muchos beneficios respecto a los métodos de calefacción clásicos. Veamos algunos

  • Ahorro: Consume menos energía que los sistemas convencionales, ya que necesita menor grado de temperatura para funcionar.
  • Eficiencia: Al no calentar todo el aire sino concentrarse en sólidos (nosotros, nuestros muebles, etc.), puede trabajar con menor consumo energético. Esto se incrementa en caso de tener una bomba de calor o una caldera también eficiente.
  • Regulable: La temperatura puede controlarse en función de las necesidades de la época del año, o de la estancia.
  • Segura: Es muy difícil que este sistema se rompa. En caso de hacerlo, normalmente solo será cuestión de sustituir la tubería dañada.
  • Invisible: La calefacción por suelo o techo radiantes se oculta en los mismos. Por tanto, no ocupa sitio en las estancias, cosa que sí hace un radiador, por ejemplo.
  • Saludable: El calor se distribuye de un modo mucho más homogéneo, sin que se mueva tanto el aire o las partículas suspendidas.

Dónde es especialmente recomendable este sistema

Aunque es un método de calefacción muy eficiente e indicado en la mayoría de casos, hay tres supuestos especiales donde es algo a tener en cuenta.

  • Lugares con techos altos. En edificios, viviendas o locales antiguos, la calefacción tradicional es poco eficiente por lo de tener que calentar todo el aire. En este caso, nos ahorra el problema y se calienta la estancia de forma uniforme desde arriba, abajo o ambas.
  • Viviendas con alérgicos al polvo. La calefacción radiante no mueve el aire al calentarlo. Por tanto, existirán menos partículas suspendidas.
  • Casas o servicios destinados a niños. Tradicionalmente, los radiadores son peligrosos por tener aristas duras que pueden ser peligrosas para los niños. También, por su temperatura, son una posible fuente de quemaduras. Esto en suelos o techos radiantes no ocurre, pues toda la estancia se queda a una temperatura confortable.

Inconvenientes del sistema radiante

Principalmente, encontramos tres inconvenientes.

Por un lado, el económico. Aunque sí es cierto que en muchos casos supone una inversión a largo plazo, su instalación necesita un presupuesto elevado.

En este respecto, solo sería recomendable cuando acometemos una obra nueva o una reforma integral y, de paso, lo instalamos.

Por otra parte, hay que decir que no siempre es compatible con el suelo. Materiales como la moqueta o el parquet son aislantes térmicos, por lo que su eficiencia cae.

Por último mencionar que aunque puede funcionar como sistema de refrigeración, no es apto para todos los entornos.

Aquellos con una humedad relativa alta (costeros, insulares o muy lluviosos, por ejemplo) necesitan de mayor temperatura para operar sin problemas. Por tanto, la refrigeración tampoco sería del todo eficiente.