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Esta reforma consistió en un” lavado de cara” a un apartamento de playa que se había quedado completamente obsoleto, Maderas oscuras, espacios poco iluminados y algunos de ellos muy compartimentados, requerían de un cambio radical. Para ello, el estado y materiales prexistentes como el suelo de mármol de carrara, marcaron un estilo a seguir.
La escalera de caracol, eje del Dúplex, en el estado previo no tenía ningún valor. En el estado reformado, se decidió conservar el pasamanos y base dorado, cambiando únicamente la barandilla y frente de la escalera para aportarle un aire más moderno. Además, al ser un apartamento de playa, se decidió colocar una zona de plantas en el bajo escalera para aportarle un aire más fresco y veraniego al lugar.
Uno de los requisitos del cliente, fue un hilo común del dorado en todas las estancias. Para que toda la casa además tuviera una coherencia con el color del suelo preexiste, se decidió introducir maderas en roble para darle calidez a los espacios.
En la nueva distribución del dormitorio principal, se planteo una pastilla con estancias zonificadas, pero todas ellas visualmente relacionadas. En el cabecero se introdujo piedra en contraste con un papel pintado dorado, textiles todos en tonos naturales como linos y muebles y barras de cortina con detalles metálicos en oro viejo.
El baño secundario de líneas rectas y equipamiento muy básico, combina una pared en porcelánico negro con veta blanca, en contraste con porcelánico blanco en el resto de paredes y suelo, remarcando así un énfasis en la pared del lavabo donde tienen mucha presencia los espejos retroiluminados con marco en oro viejo.
En los halls de ambas plantas, hemos tenido la suerte de contar con la colaboración de Claudia Muñoz, arquitecta marbellí dedicada al mundo de la pintura y que ha realizado dos cuadros de estilo expresionista abstracto que le dan personalidad a la estancia. En planta baja hemos intercambiado la posición de la cocina y el baño, antes desvinculada del salón, quedando ahora la primera comunicada directamente con el salón/comedor, aunque independizada frente a olores gracias a los tabiques de vidrio.
Para la zona de comedor, siguiendo el requisito del cliente del dorado, se eligió un papel de rombos en tonos marrones y dorados, luminarias en oro viejo, etc. Para la pared principal del salón se diseñó una estantería a medida con gran capacidad de almacenaje y huecos revestidos de madera de roble, una constante en todas las estancias de la vivienda.